Margarita Griesbach nos da a entender que en la declaración de un niño, no se pueden tomar como parámetros los pensamientos de los adultos que lo rodean, como también, no someterlo a las mismas reglas y normativas que se usan con los adultos. Hay que valorar las pruebas y reacciones que tiene el niño, niña y adolescente para una declaración eficiente.